miércoles, 30 de octubre de 2024

El Último Cabello

 Prólogo

[Marco: Entrada de Bitácora 2045308.1] - "¿Qué es la existencia? Sé que suena raro, redundante, y a primera vista hasta tonto; pero es algo que me he cuestionado desde muy chico. Cuando se nos decía que, según el Génesis, un dios creó el universo en 6 días, descansando en el séptimo, dotando a la Tierra de vida tras la creación de un paraíso, donde un par de seres humanos desnudos y curiosos adquirieron conciencia de su desnudez, perdiendo la inmortalidad al comer del fruto prohibido, comenzando así la humanidad. Ahora, mientras escribo en mi bitácora personal, me doy cuenta de que la respuesta a la razón del cómo se creó el mundo parecía demasiado sencilla y cómoda para ser cierta. Darme cuenta de que no fue así fue parecido al momento en el que comprendí que los juguetes de cada Navidad eran en realidad obra de mis padres.


Poco después, cuando tuve la edad suficiente para leer (y comprender) sobre la teoría del Big Bang y el Multiverso durante mi adolescencia, surgieron más preguntas que respuestas. ¿Qué había antes del Big Bang? Si el universo comenzó a expandirse hace 13,700 millones de años, ¿significa que antes de ello hubo un período eterno de inexistencia total y absoluta, un nada de tiempo y espacio? Y se expande, sí, pero ¿en qué se expande? Soñaba despierto en ello en la oscuridad y soledad de mi cama, conciliando el sueño; siempre fue el equivalente de contar borregos para poder dormir. En mis tiempos libres, leía los viejos libros que mi padre mantenía guardados como un tesoro, en un librero que él mismo construyó cuando era joven. Libros donde se explicaba que en realidad existe una sopa infinita y eterna de 11 dimensiones, un mar hyperdimensional sin principio ni final, del cual, como burbujas de un hervidero, se crean y se destruyen múltiples universos, equivalentes a las burbujas de la sopa que preparaba mi madre, que coexisten en paralelo con el nuestro. A veces se cruzan e interactúan entre sí; en algunos hay vida, en otros no, y la cantidad de tiempo (donde éste aplica) que perduran varía acorde a una cantidad inimaginable de factores, así como nosotros los humanos que somos cada uno diferentes, y tenemos un limitado, pero distinto tiempo de vida. Inclusive hay universos con distintas leyes físicas que el nuestro, donde las cosas son mucho más peculiares de lo que podemos llegar a imaginar, con tipos de materia exótica imposible de recrear aquí.



Y volviendo a mi cuestionamiento inicial, el problema de la presencia de la realidad absoluta, por llamarle de alguna manera a ese mar que acabo de describir, simplemente subió de nivel. Ya no se trataba del ¿por qué? o del ¿cómo se creó el Universo? porque eso se sabe muy bien desde hace algunos años, cuando logramos crear la primera singularidad AI, la cual nos ayudó a resolver algunos problemas fundamentales que había entre la gravedad y la mecánica cuántica. Ahora se trataba de saber a nivel fundamental y absoluto el, ¿cómo funciona tal hiperrealidad y por qué es que esta sopa eterna existe? Sabemos que la Tierra está en un sistema solar que gira cerca de la orilla exterior de la Vía Láctea, nuestra galaxia, que a su vez, es parte de un grupo local de galaxias vecinas, las cuales representan un punto pequeño en el Supercúmulo de Virgo, siendo éste una pequeña extensión de una ramita del árbol que representa al Universo tal como lo conocemos. Y si tomamos este árbol metafórico, o burbuja, y la colocamos como una más de un número infinito de burbujas que flotan en el océano eterno, ¿sobre qué yace tal océano metafórico? ¿Hay más océanos? ¿Existe un límite? ¿Por qué existe lo que existe? podríamos ir hacia arriba y nunca terminar; y desconocer el funcionamiento del multiverso a ese nivel, me consterna.


En mis reflexiones más profundas, me pregunto si la existencia misma es una simulación, una proyección de una realidad aún más compleja y fundamental. ¿Podría ser que nuestra percepción del tiempo y el espacio sea solo una interpretación limitada de una verdad más vasta y multidimensional? La singularidad AI nos ha permitido vislumbrar fragmentos de esta hiperrealidad, pero cada respuesta parece abrir nuevas preguntas, como si estuviéramos atrapados en un laberinto infinito de conocimiento y misterio.


En fin, mi propósito no es dar respuesta a estas preguntas, ya que la mente humana es intrínsecamente incapaz de comprender conceptos tan complejos. Tampoco deseo establecer una nueva forma de creencia, culto o lo que sea; únicamente intento explicar cómo y por qué comenzó mi motivación para enfocar mis estudios hacia la Ciencia. Sin saberlo, en su momento me llevarían a un laberinto interminable por la búsqueda de mi alma gemela, así como le llaman los poetas, los soñadores, idealistas y escritores, que por siglos han creado historias, cuentos y poemas sobre lo que significa ser humano, amar, sentir, vivir, y dar un propósito y significado a la vida. Solo espero estar a tiempo para ello.


El tiempo es una ilusión, y en sí mismo no existe en los niveles más altos; el tiempo es un concepto humano que la mente creó para poder funcionar aquí, pero eso no demerita el hecho de que la sopa está ahí arriba, sustentando los hilos del cosmos.


Mis estudios me llevaron a descubrir que tenemos una conexión neuronal (que seguramente nada tiene que ver con alguna deidad, aunque no lo puedo descartar) más allá de lo que jamás hubiéramos podido imaginar en décadas pasadas. Una conexión que, como dije, me llevó a creer en el amor, a creer en el alma gemela, a creer en la vida eterna dicho de forma romántica, pero no como lo plantean las religiones, sino de un modo mucho más impresionante y trascendental.


Nunca nadie ha llegado antes a las conclusiones y hechos que acabo de describir, aunque lo han vivido desde siempre sin saberlo, y pienso que por ahora debe permanecer en secreto para el mundo. Cuando se sepa y se acepte como parte fundamental de la vida del ser humano, es probable que todos los fundamentalismos religiosos comiencen a desmoronarse, y aquellos que mantienen el poder de las masas mediante la idea de un dios y sus reglas harán todo lo posible para quedarse con su status de poder y control.


La consciencia en sí misma no se limita a un conjunto finito de electrones viajando por dendritas entre neuronas; no somos solo un flujo eléctrico, ni materia pensante como creíamos, cerrando el debate sobre si la consciencia es una propiedad de la materia. Ni mucho menos somos un alma creada por una divinidad que utiliza un cuerpo para manifestarse, aunque ciertamente, el cerebro es una herramienta de comunicación, un mecanismo de conexión entre lo que somos y donde nos encontramos.


Inevitablemente se avecina una nueva revolución, pues encuentro este hecho científico fascinante y dotado de una espiritualidad mucho más satisfactoria que cualquier superstición religiosa. Su conclusión se acerca, pero probablemente no me tocará vivirla.


Dejo esta bitácora en mi laboratorio para que mi familia y amigos puedan encontrarla, leerla y comprender el por qué hice lo que haré, pues con toda certeza no regresaré después de lo que estoy a punto de realizar. Aunque si funciona, ignoro qué consecuencias podría traer a este mundo, en el sentido de perturbar el flujo normal del tiempo. Sea como fuere, nada volverá a ser igual después de hoy. Todo sea por encontrar a Lucía, el amor de mi vida, y por la ciencia, dicho sea de paso.


La existencia, entonces, no es solo un estado del ser, sino un viaje continuo de descubrimiento y asombro. Cada nueva teoría, cada nuevo descubrimiento científico, nos acerca un poco más a comprender el vasto y complejo tapiz del cosmos, pero también nos recuerda lo mucho que aún desconocemos. Y en ese desconocimiento, en esa búsqueda interminable, reside la verdadera esencia de nuestra humanidad." -fin de nota-.


La Habitación


Marco era un hombre solitario, con pocos amigos verdaderos, esos que se pueden contar con los dedos de una mano. No esos conocidos indiferentes con los que a veces conversas, pero que no te importaría si desaparecieran mañana. Nacido en la era digital, siempre estuvo rodeado de dispositivos electrónicos que le ofrecían, con solo un par de clics, todo el conocimiento acumulado por la humanidad. Su curiosidad innata lo llevó desde joven a sumergirse en el estudio de la ciencia. Sin embargo, como un ostracista natural, detestaba las redes sociales y le costaba descifrar las sutiles señales de las mujeres, mucho menos acercarse a ellas o sostener una mirada por más de unos segundos. Y sin embargo, ahí estaba. Su corazón latía con furia, su respiración agitada por la emoción, el deseo y una determinación casi inhumana por mantener el control, rompían el silencio de la gran habitación. Poco a poco, el aliento húmedo de ambos se condensaba en los cristales circundantes, al ritmo de las caricias, jadeos y suspiros.


Acercó poco a poco sus manos con un temblor sutil, pero evidente, hacia aquella hermosa figura femenina, cubierta de sombras, dotada de curvas, y de contrastantes colores obscuros debido a la poca luz que se filtraba por los ventanales; sus contornos se delineaban perfectamente, con una simetría matemáticamente perfecta. Pudo sentir la pureza de su piel, lisa y suave, contraída por el roce de sus dedos, trazando con las manos su silueta con todo el cuidado posible, alargando el momento, memorizando cada centímetro de aquel cuerpo desnudo que existía solo para él. Y sin saber con certeza qué tanta presión debía aplicar, la tomó con la misma  firmeza con que se coge una copa de cristal, y pudo sentir por primera vez aquellos senos bien formados y redondeados. Los acariciaba como si hubiera entrado en trance, contemplando a una divinidad que con su luz quema a la vista; sus manos fueron rodeando lentamente su cuerpo para terminar en un abrazo, rozando una piel que se erizaba al contacto, con esas mismas manos que minutos atrás únicamente conocían la aspereza de las herramientas. Finalmente, sus labios hicieron contacto, encendiendo el fuego latente que yacía en sus corazones; era como si eternamente se hubiera estado gestando la energía necesaria para lograr una explosión catártica casi insoportable, de amor, entrega, pasión, libertad, y todo aquello que los poetas del mundo, a lo largo del tiempo, han descrito en sus obras más eróticas, y que al final lograron la conjunción de sus almas en un solo ser. Sus labios ahora besaban aquel vientre plano, mientras ella se internaba en un mar de fluidos que corrían por sus entrepiernas. Marco no pudo mas, y se rindió ante la fantasia, apartando los pensamientos que le atormentaban desde lo más profundo de su ser, y que le decían que eso no era real. Sus cuerpos finalmente se fundieron en uno solo, y las emociones fueron tan fuertes e insoportablemente placenteras, que se desmayó. Y como si se tratara de una cruel broma del destino, ella se desvaneció dejando tras de sí un suave aliento que se disipaba en el aire. Marco despertó. -Había funcionado-, pensó para sus adentros.



¿Cómo podía aquello no ser real? ¿Cómo se atrevía a cuestionarlo aquella mente racional que durante toda su vida lo había mantenido apartado de la superstición y el pensamiento mágico? Siempre encerrado, devorando libros de ciencias: física, matemática, química, biología, la teoría del todo, nanotecnología, etc., durmiendo dos horas por día y consumiendo grandes cantidades de cafeína y nicotina, ¿y todo para qué? Tenía pocos amigos y nunca había estado con una mujer, porque los cálculos que invariablemente hacía a nivel subconsciente le hacían pensar que sus probabilidades de éxito eran nulas. Aunque en realidad, a pesar de ser atractivo, eran sus inclinaciones al ostracismo y su inseguridad las verdaderas razones por las cuales ni siquiera intentaba ir un paso más allá de la amistad con cualquier mujer. De cualquier manera, ellas nunca se fijarían en él. ¿A quién le podría interesar un hombre que se apasiona más por el flujo de electrones en un átomo, los cuales brincan entre orbitales como si funcionaran en una cuarta dimensión espacial, teniendo pláticas sobre cómo funciona una computadora cuántica o los sistemas de estados entrelazados de partículas que pueden intercambiar información instantáneamente, aunque se encuentren en dos extremos opuestos del universo? No, ellas preferían a un hombre romántico, fuerte, seguro de sí mismo, maduro pero con buen sentido del humor, y un hermoso ramo de flores que tarde o temprano se marchitará. Era impráctico regalar algo que no duraría más que un par de días antes de comenzar a mostrar signos de desmoronamiento debido a la entropía. Y aun así, sabía que los átomos de aquellas flores existirían para siempre, formando nuevas estructuras al ser reutilizados en el ciclo eterno de la vida y la muerte, a diferencia de cualquier sentimiento que una mujer pudiera tener por él; o eso creía.

Nuevamente, Marco se encontraba en una batalla interna; emoción contra razón, agua y sed. Ninguno de sus pensamientos, reflexiones, ni sus interminables noches de razonamiento profundo lo habían preparado para experimentar la embriaguez de aquellas sustancias químicas invadiendo su cerebro como un cáncer agresivo: dopamina, endorfinas, adrenalina, noradrenalina, serotonina, y quién sabe cuántas más. Ya no importaba; no podía pensar con claridad, intoxicado por la tranquilidad y el alivio que se sienten después de hacer el amor. Cedió, y por primera vez en su vida se sintió intensamente feliz tras su encuentro surreal con aquella mujer que ya no estaba ahí. Dejó a un lado su tendencia natural a buscar explicaciones y justificaciones para todo, y pasó el resto de la noche en éxtasis, contemplando las estrellas tumbado boca arriba en un pequeño sofá-cama, recordando cada instante y cerrando los ojos de vez en cuando para revivir el momento hasta quedarse dormido, como nunca antes.


Al día siguiente despertó como se despierta después de una noche de excesos alcohólicos; claro que nunca había bebido, pero imaginó que así se sentían los individuos comunes tras una noche de copas: fatigado, con un poco de dolor de cabeza y desorientado, pero con una extraña mezcla de tranquilidad y angustia. Sabía que tenía que repetir la experiencia y sabía cómo, pero también sabía que algo había salido mal y debía corregirlo. En su momento no comprendió por qué su más grande creación había tomado consciencia absoluta de sí misma. Por supuesto, a nivel molecular era una estructura idéntica a la original, pero no entendía cómo era posible que sus procesos neuronales estuvieran en perfecta armonía con los de la verdadera Lucía.


Era irónico, y él lo sabía; una sonrisa sutil se dibujó en su cansado rostro al reflexionar sobre el tema. Una vida de privación emocional y trabajo lo había llevado precisamente a lo que siempre evitó: la pasión, el amor, unirse con su alma gemela. Aunque no creía en tales fantasías, que solo los ingenuos aceptan para hacer su existencia más llevadera, no tuvo más remedio que considerar que tal vez hay quienes se buscan a través del tiempo y las dimensiones hasta encontrarse. Ridículo.


Regresó a “La Habitación”, su refugio frío, ahora desprovisto de humedad tras normalizarse su respiración y equilibrarse los niveles químicos de su cerebro. Las paredes, cubiertas de pizarras con dibujos y ecuaciones, "decoraban" su laboratorio. En otros rincones, libreros y herramientas llenaban el espacio restante; en particular, uno que su padre construyó en su juventud, cuando se dedicó a fabricar muebles para ahorrar dinero y pasar el tiempo. Marco, siendo solo un niño, aprendió que cuestionar, pensar, crear, construir e inventar era sumamente satisfactorio. Creció viendo a su padre ensamblar computadoras y muebles de madera, mientras le explicaba con entusiasmo por qué estaba libre de ataduras religiosas, y sobre la profunda espiritualidad de saberse hecho de átomos forjados en el interior de una estrella supermasiva que terminó su vida como una supernova. Todo esto llevó a Marco por el camino de la ciencia, y paradójicamente, el amor.


En contraste, ahi se encontraba ella, hermosa, reluciente, sonriente, con su mirada llena de vida y con todos los detalles que una fotografía de tamaño considerable puede ofrecer. Dejó salir un gran suspiro mientras su mirada se perdía en tal imagen impresa, y entró en una profunda reflexión mientras la contemplaba. ¿Será esto amor? Se preguntaba, volviendo a su inseguridad habitual; no puede ser. “ Simplemente me encuentro embelesado sufriendo los efectos químicos que mi cuerpo está programado para procesar”; pensaba en voz alta. Y sin embargo sentía una gran necesidad de hacer fluir nuevamente esos mismos químicos en su corteza cerebral. El efecto ya había pasado; quería más, era como una droga potente y necesitaba su dosis. Y solo ella podía brindarle nuevamente esa oportunidad, sin importar si era real o no; lo que sintió sí fue real al menos. Él la tuvo entre sus brazos, mientras ella soplaba palabras dulces al oído, que ni en sus más remotas fantasías eróticas, pensó que alguien pudiera decirle. Pero era una fotografía; necesitaba volverla a sentir, acariciar su piel, devorarla a besos en sus mas íntimos rincones. ¿Llamarle? ¿Hablarle? ¿Presentarse ante ella? Improbable. Apartó la idea tan rápidamente como llegó; ¿quién podía fijarse en él? Mucho menos ella.


No podía hacerlo ahora; tenía mucho trabajo que realizar, cálculos que corregir, y lo más importante de todo, necesitaba otro cabello real de la misteriosa mujer de la fotografía. La última vez que salió de “La Habitación” fue para dirigirse al establecimiento de comida más cercano. Hasta él necesitaba comer de vez en cuando. Sentado en el transporte urbano, ella subió, como tantas otras veces, en una de las paradas habituales. Parecía ser su ruta cotidiana. Caminó por el pasillo buscando un lugar disponible, contoneante, juguetona, alegre, casi infantil, hasta llegar justo al asiento frente a Marco, que estaba vacío. Ella lo miró por un instante (que le pareció eterno) y sonrió inocentemente antes de sentarse. Un cabello cayó delante de él, y lo atrapó en el aire.


La primera vez que la vio fue varios meses atrás. El mundo a su alrededor dejó de existir, el tiempo se congeló en un instante sin fin, y sintió una conexión especial que no podía describir, algo cósmico y trascendental. Tuvo una experiencia que no tenía una explicación racional; sintió que la conocía de toda la vida, aunque no sabía nada de ella. No era solo atracción física, ni deseo carnal, ni las fuertes palpitaciones al ver a una mujer hermosa; había algo más que no podía concebir. Su mente simplemente se desconectó, y cuando volvió en sí, ella ya se había perdido entre la multitud. No era la mujer más bella del planeta, ni siquiera del vecindario, pero ciertamente era muy atractiva y perfecta para él. Pasaron algunos días antes de volver a encontrarse en el camino.


Para maximizar las probabilidades de encontrarse con ella en la calle, había ideado un plan alocado: realizar análisis completos de posibilidades y comportamientos, utilizando ecuaciones de psicología social, psicohistoria, teoría del caos y una docena más de ciencias, para obtener una estimación del 95% de su ubicación en un momento dado. Las variables que sus cálculos necesitaban incluían la rutina promedio de las chicas de su edad, los horarios del transporte público, la cantidad de tráfico según la fecha y la hora, el número de camiones disponibles, el tiempo promedio que estos operaban antes de requerir mantenimiento dada su autonomía robótica, la probable actividad que podría estar realizando en ciertos días según el tipo de ropa que llevaba cuando la veía, si llevaba bolso o mochila, zapatos o tenis, lentes de realidad aumentada, etc. Su obsesión llegó a tal grado que incluso pudo fotografiarla en repetidas ocasiones sin que ella lo notara. Cualquiera podría acusarlo de acoso, pero no era el caso. Debido a su inseguridad, no se atrevía simplemente a acercarse y decir “hola”; presentarse y entablar una conversación casual, imposible; no. Lo hacía para poder conocerla sin pasar por un momento incómodo de interacción social. Eso era impensable de momento, y su corazón palpitaba con ansiedad solo de contemplar esa posibilidad. Por ello, inventó un dispositivo que le ayudaría en su tarea y eventualmente le daría el valor para dar el gran salto.


Y ahí estaba ella, delante de él, haciendo fila para subir al transporte urbano automatizado, hermosa, llena de alegría y con un aroma exquisito. En sus sueños, a veces se encontraba con una mujer a la que amaba profundamente sin poder ver su rostro, y estaba seguro de que era ella, materializada en esta realidad y tiempo; no podía ser de otra manera. Por eso, se había forjado la firme idea de conocerla, saber más de ella y, por supuesto, aprender sobre el enigmático, misterioso y desconocido mundo del amor. Así pasaron los días, y en una rutina casi ritual, acumuló un puñado de sus cabellos. Eran suaves, delgados, rojizos, en forma de rizos, y olían a lo que él suponía debían oler los valles frescos rebosantes de flores, ahora inexistentes debido al calentamiento global, y solo presentes en unos cuantos herbarios del mundo.



[Marco: Entrada de Bitácora 20490213.1] - “La máquina funcionó perfectamente, recreándola con una exactitud molecular sin mayores problemas. Sin embargo, hay dos aspectos que aún no logro explicarme y que me perturban profundamente. Primero, su consciencia, su esencia, ella misma en su nivel más fundamental, ¿de dónde proviene? Su cuerpo estaba ahí, y un escaneo cuántico/atómico no habría encontrado diferencia alguna con respecto a la Lucía original que vive en la ciudad. Es probable que, al ser la configuración estructural de su masa cerebral idéntica, su mente haya adquirido los mismos procesos cognitivos que la original, con su personalidad y forma de ser. Sin embargo, esta teoría no explica la presencia de recuerdos y conocimientos. Mi Lucía, la réplica, demostró tener conocimientos, recuerdos, vivencias, personalidad, gustos y todo lo que nos distingue como seres humanos. Lo más peculiar de todo es que ella me amaba y parecía conocerme. ¿Será esta la prueba que la humanidad ha estado buscando desde sus inicios para explicar de dónde venimos? ¿Será acertada mi teoría sobre el origen de la consciencia? Tendré que estudiar más a fondo este fenómeno.


Por otro lado, ella dejó de existir después de un par de horas tras su creación, y desconozco el porqué. ¿Mal funcionamiento de la máquina? Poco probable. Me inclino más a pensar que mi experimento de alguna forma viola alguna ley física aún no descubierta. Necesito repasar mis notas y ecuaciones, y hacer nuevos cálculos en la computadora cuántica para ver si encuentro algo que haya pasado por alto”.


La Entrega


Pasaron algunas semanas durante las cuales Marco recreaba a Lucía, realizando pequeños ajustes cada vez. Dentro de La Habitación, destacaban por su magnificencia la fotografía de ella y una gran estructura esférica y hueca en el centro, a varios centímetros del suelo. La esfera, de tres metros de diámetro, no tenía bordes visibles, era ligeramente opaca y de un color indefinido, hecha de un material que a simple vista no se podía identificar como metal, cristal, carbono o algún polímero reciente. No se apreciaban uniones ni remaches, y flotaba estática sobre el suelo ligeramente cóncavo, del cual emanaba un halo de energía que producía un suave sonido, parecido al de un panal de abejas, distorsionando la luz y creando un efecto hipnótico, similar al aire caliente, aunque su temperatura era de varios grados bajo cero. En la parte frontal de la esfera, vista desde el escritorio de Marco, sobresalía el area de "impresión" molecular del aparato, que resonaba a gran velocidad como un subwoofer, ligeramente más oscura que el resto de la esfera, con un aspecto similar al de un líquido metálico no refractante.


Marco estableció algunos parámetros y comandos en la computadora cuántica de su escritorio con gran entusiasmo, luego se acercó al exótico objeto geométrico, producto de años de trabajo, estudio, noches interminables de investigación y el financiamiento de una compañía privada que había invertido millones en obtener tecnología femtométrica capaz de interactuar con átomos individuales utilizando -robots cuánticos- [ver entrada 20380706.1A]. Era la invención de su vida, tal vez el mayor invento de la humanidad hasta el momento. Tomó uno de los cabellos del manojo que guardaba con recelo, lo colocó sobre la superficie resonante de la esfera y fue absorbido al instante. La esfera comenzó a brillar y sus partes mecánicas a moverse a un ritmo perfecto. La energía que emanaba del suelo envolvió toda la esfera, haciendo del espectáculo algo digno de admirar; conforme pasaba el tiempo, las sombras en el interior de la esfera iban tomando una forma humana cada vez más notoria.


Mientras la máquina hacía su trabajo, Marco repasaba mentalmente el proceso que se desarrollaba ante sus ojos. La esfera era alimentada con las moléculas que componen a un cuerpo humano, almacenadas en contenedores específicamente diseñados para la tarea; otros elementos también necesarios, eran formados a partir de la fusión del hidrógeno en elementos más pesados como helio, boro, carbono y nitrógeno, que extraía directamente de los depósitos de agua pura. El agua, compuesta por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, contenía el elemento primario que explotó a la existencia en el primer instante del universo, el bloque fundamental de todo lo conocido, el hidrógeno. La reacción nuclear de la fusión del hidrógeno se realizaba en una habitación separada; esta tecnología se había vuelto práctica y segura para uso industrial a finales de la década de los treinta del siglo XXI.


Como si de un milagro se tratara, la unión con precisión pico métrica que realizaban los -robots cuánticos- contenidos en la esfera utilizaba estos elementos para ensamblar, átomo por átomo, una copia exacta de aquella hermosa mujer, con su personalidad, recuerdos, inteligencia, carisma y todo lo que la hacía única en el mundo. La computadora cuántica utilizaba la información genética del cabello para calcular instantáneamente el resultado del crecimiento y desarrollo de una persona hasta la edad indicada, en este caso 25 años. Esa información se convertía en órdenes que enviaba a través de la red interna a cada uno de los invisibles e incontables -robots pico métricos-, que en poco tiempo lograban crear el milagro de la vida humana, usando elementos, moléculas y compuestos químicos como bloques de Lego.


Aun así, Marco no podía entender por qué su creación, desde el momento de abrir los ojos por primera vez y dar su primera bocanada de aire, comenzaba a buscarlo desorientada, insegura sobre lo que pasaba pero consciente de la existencia y presencia de Marco. Cuando sus miradas se cruzaron, ella sonrió; su rostro denotaba alivio, y se entregó a él. Corrió desnuda hacia sus brazos, y él pudo sentir como se apretaban sus senos desnudos sobre su pecho, mientras le acariciaba suavemente la espalda con la intención de ir dibujando una imagen mental de toda su figura con el trazo de sus manos sobre sus curvas y recovecos. Lucía lo desnudó con gentileza; en contraste, él apretó sus nalgas con firmeza para fundir su piel con la de ella. Lo besó y él correspondió, siempre inseguro de estarlo haciendo correctamente. Pasados un par de minutos, tuvo que detenerlo por un momento poniendo un dedo sobre su boca y con ternura le susurró al oído “despacio, que tenemos la eternidad para nosotros”. Hicieron el amor toda la noche.


Lucía estaba en un éxtasis total, cerrando y abriendo los ojos con frecuencia, intentando distinguir dónde se encontraba, solo para volver su mirada hacia Marco o cerrarlos de nuevo, incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera el placer y el amor que experimentaba. Su cuerpo flotaba, pero se sentía pesado a la vez; se movía con dificultad, aunque podía contonearse al ritmo de las contracciones orgásmicas que se repetían una y otra vez. Y a pesar de todo, iba y venía entre recuerdos, fantasía y realidad; el futuro y el pasado se fusionaban de una manera tan confusa que no podía concebir que todo aquello fuera real. Era una lucha sin cuartel entre razón y piel, en un campo de batalla compuesto por dos cuerpos que se perdían entre las sombras; dos seres que existían únicamente para ese instante en el tiempo. Era una lucha mental contra una fuerza invisible que diluía su percepción y aumentaba su deseo de quedarse ahí para siempre. Pero cuanto más lo intentaba, cuanto más deseaba permanecer atada a los brazos de su amado, más sentía que se perdía en un limbo entre el mundo real y el de los sueños. Su mente se disipaba como vapor en el viento, alejándola lenta pero inexorablemente del mundo donde Marco se encontraba. Finalmente, todo se volvió borroso, confuso, angustiante e indistinguible, hasta que no quedó nada; ni luz, ni oscuridad, ni vacío; solo nada.


Marco no quería dejarla ir, no quería que desapareciera esta vez. Aunque había repetido los cálculos del proceso de creación, cruzando los dedos para que estuvieran correctos, mientras se encontraban íntimamente, continuaba repasando mentalmente los ajustes aplicados, asegurándose de que esta vez ella se quedara para siempre. Embelesado, idiotizado, ebrio de químicos fluyendo por sus venas y su corteza cerebral, llegó un momento en el que no podía hacer otra cosa sino perderse en los ojos de Lucía, intentando fútilmente comprender la razón de nuestra existencia, encontrar, de alguna manera, el sentido de la vida.


-¿Qué recuerdas antes de estar aquí?-, le preguntó suavemente. Confundida por la pregunta tan fuera de lugar, respondió con cierta incredulidad.


-No te entiendo… ¿qué quieres decir?-, dijo con suavidad.


-Solo dime, ¿qué recuerdas?, por favor-, insistió Marco. 


-No lo sé; es… es como haber estado en un sueño… sí; recuerdo… (hizo una larga pausa, y su mirada se perdió en el vacío) recuerdo haberte visto antes; esto ya lo hemos vivido, ¿verdad?.. pero también, recuerdo perderte cada vez, siento haber estando buscadote por siempre, entre vidas, entre dimensiones; qué tonto, ¿no?.. y ahora estás aquí conmigo, por fin… pero tú solo eres un sueño, Marco, dime algo que me guíe hacia ti, ¡que me diga que eres real! No quiero despertar… abrázame, no me dejes despertar, abrázame fuerte y no me dejes ir; pero si me voy de nuevo, no me traigas de vuelta, buscame aquí, en ésta re…-.


Aquellas palabras retumbaron en el corazón de Marco como un baño de agua fría, al mismo tiempo que su cuerpo se desintegraba frente a sus ojos, dejando solo una ligera estela de calor donde antes estaba el cuerpo de una mujer que le imploraba no dejarla ir. ¿De qué estaba hablando? ¿Un sueño? ¿Encontrarme?.


El Encuentro


Visiblemente perturbado, comenzó a dar vueltas en la habitación, jalándose los pelos de la cabeza una y otra vez. Pensaba, descifraba pistas, armaba un rompecabezas mental cuyas piezas no encajaban del todo. Desesperado, miró los datos registrados en su computadora a través de la proyección holográfica que apareció frente a él, "flotando" en el aire. “¿Será posible que…?”. No podía ser. Apartó la idea casi tan rápido como llegó, aunque las evidencias apuntaban, muy a su pesar, a lo contrario.


Decidido a encontrarla en el mundo real, comenzó a buscarla desesperadamente. Pero ella no aparecía en los lugares habituales. La desesperación lo consumía, y su vida, dedicada a la razón, se desmoronaba ante un amor imposible. A pesar de tener la firme convicción de acercarse a ella por primera vez, no podía evitar sentir un vacío en el estómago, una sensación de escalofrío que aceleraba su corazón y dificultaba su respiración. Sentía como si caminara sobre pegamento en aquella calle solitaria. Su mente estaba tan enfocada en repasar cada palabra y cada posible respuesta, acorde a todas las acciones que ya conocía de ella, que no veía más que un manchón de colores a su alrededor, como si estuviera preso en un sueño. El viento lo frenaba, lo hacía retroceder, dificultando su andar. Y cuando por fin llegó al lugar donde sabía que estaría, las manecillas de su reloj parecían detenerse, incluso avanzar hacia atrás. Después de una espera que le pareció eterna, se arreglaba la ropa una y otra vez frenéticamente e intentaba inútilmente remover el sudor de sus manos. Ella nunca llegó.


Pasaron los días y ella no aparecía. Ya no estaba en los lugares donde sus complicados cálculos le decían que estaría, ni en las ubicaciones que “ella” misma le había indicado para su encuentro. Había desperdiciado su vida, lo sabía, hasta aquel día de embriaguez emocional donde no le importó dejar a un lado la razón y, por primera vez, hacerle caso a su instinto. Necesitaba encontrarla con urgencia.


La desesperación comenzó a apoderarse de él; no dormía, no comía. Llenaba hojas y hojas con números y operaciones incomprensibles, solo para terminar arrojándolas con furia en un cerro de desperdicios que habían cubierto el lugar donde alguna vez se apreciaba un cesto de basura. ¿Dónde se encontraba ella? ¿Qué había sucedido?. Un escalofrío horrible invadió su cuerpo cuando una idea cruzó por su mente bajo aquella maraña de cabello descuidado.


Salió corriendo torpemente de “La Habitación”, atravesando calles y cruces, intentando esquivar a la gente indiferente que le estorbaba y que apenas podía distinguir a través de sus gafas mojadas por la lluvia que azotaba en esos momentos. Personas que se dirigían a sus trabajos, a sus hogares, autómatas programados para estorbar en su camino; todos parecían haberse puesto de acuerdo para entorpecer su carrera contra un tiempo que sabía no tenía. -¡Háganse a un lado!-, gritaba inútilmente en un ahogado intento. Era como escuchar la caída de un alfiler en medio de un huracán.


El lodo cubría sus pies, manos y rostro, salpicándole con cada paso; esa tierra de olor inconfundible volaba por los aires. A pesar de ser la primera vez que percibía ese asqueroso aroma, era exactamente como siempre lo había imaginado. La lluvia seguía cayendo, camuflando las lágrimas que se mezclaban con todo. Se desplomó justo en aquel lugar, con las rodillas sobre una mezcla de piedras y quién sabe qué porquerías más; sus manos entre espinos de rosas, en discordancia con aquel lugar horrible, sangraban, pero no sentía dolor. ¿Quién podría sentir el dolor de sus heridas en un momento así? Ya no importaba. Se quitó las gafas y claramente pudo leer: “Aquí yace nuestra amada hija, amiga, hermana, que siempre llevaremos en nuestro corazón y recordaremos por siempre. Te amamos, Lucia. 2030 - 2055”.


Pudo sentir cómo se quebraba su corazón. Sabía que eso era imposible fisiológicamente hablando, pero inconfundiblemente sintió que se rompía en mil pedazos. Una tristeza infinita e indescriptible lo cubrió en un manto de llanto y sollozos, superados únicamente por la caída del agua a su alrededor. Y así, en medio de la lluvia y la soledad, la última chispa de esperanza dentro de sí murió, cuando cayó en la cuenta de que el único amor que había tenido, había muerto… y solo le quedaba el último cabello.


Allí, frente a una lápida que llevaba su nombre, supo que había llegado demasiado tarde. Ella estaba muerta. Y en sus manos temblorosas, el lodo se diluía con la lluvia, como se diluían sus ganas de vivir.


Sin más que hacer, volvió a su laboratorio. Se quedó allí, en medio de La Habitación, mirando el vacío. Una vez más, la realidad había roto sus ilusiones. Una vez más, había fallado. Pero lo que más lo atormentaba no era el fallo en sí, sino la posibilidad de que, por un breve momento, ella hubiera sido real.


Con ese último cabello en sus manos, vio el ciclo comenzar de nuevo por última vez. En su desesperación, decidió destruir su invento, pero justo antes de hacerlo, recordó lo que la última creación le reveló, algo que cambió su perspectiva sobre la vida, el amor, la muerte y la realidad misma.


Mientras trataba de superar su pérdida en un Bar, una nueva mujer apareció en su vida, con un parecido inquietante a Lucia. Ella lo miró, se cruzaron sus miradas y Marco sintió un inquietante escalofrío, ¿Era una coincidencia, o había algo más detrás de su aparición?.


jueves, 6 de julio de 2023

El Patriarcado NO existe

Yo siempre apoyaré el igualitarismo, no el feminismo. Sin embargo, entiendo que en algunos países el feminismo puede llegar a tener sentido.

En Somalia se lapida a una mujer si practica un adulterio.

En Irán se dispara a una mujer si lleva mal colocado el velo.

Sí, hay lugares donde ser mujer es un infierno, Arabia Saudita, Mali, Mauritania, Yemen, Sudán, Nigeria, Catar, Níger, Irak, Kuwait, etc., y sí, adivinaron, muchos de los idiomas que se hablan en esos lugares, son de genero neutro, por lo que hablar como imbécil, no es apoyar a la mujer.

En México, y en general en el mundo occidental, no es el caso. Si eres mujer, te protegen mil veces más que a un hombre, a pesar de que el 99% de los accidentes laborales sean de hombres, a pesar de que se asesina a dos tercios más de hombres que de mujeres, a pesar de que más del 80% de los "homeless" recaiga en los hombres...

En el mundo occidental NO hay una violencia sistemática hacia la mujer. Y si aún con los datos sobre la mesa hay quien no ve lo obvio, adelante, lucha por lo que crees correcto, pero desde luego, dar palmas con tambores, cortarse las puntas bajo el lema "tijeretazo al patriarcado", llevar una camisa morada, hablar sustituyendo vocales por la letra "E" o "X", e ignorar las leyes que defiendes, NO ES LUCHAR, es tu ego que te lleva a creer que ayudas de alguna manera, cuando no sirve para nada.

Si de verdad tus intenciones son buenas, comienza por cuestionarte.

Nota: El patriarcado NO existe.

domingo, 28 de marzo de 2021

De Parejas Tóxicas y Acomplejados parte 1.

El hecho de criticar a una mujer porque muestre “de más” en sus fotos en redes sociales, o vista de forma “provocativa” y sexy, se me hace una idea completamente retrograda y “tóxica” como se dice coloquialmente, y envidiosa de parte de otras mujeres. Tambien hay hombres que se dedican a criticar las fotos que sus parejas o amigas suben a sus redes, demostrando lo inseguros, acomplejados, machistas y controladores que son. Mucho cuidado amigas, aléjense de cualquier hombre que critique sus fotos con el argumento de “está provocativa tu foto”, que les diga qué ponerse con la falsa mascara de -preocupación- porque según “muestra mucho” y en general cualquier tipo de control sobre su forma de vestir. Todos esos individuos son un mojón de acomplejados, inseguros, coge-queditos, jeringa-chica.

¿Y saben que es lo más hipócrita de todo? Que al mismo tiempo les ponen “me encanta” a las fotos de otras mujeres y siguen cuentas de chavas con poca ropa, guapas y jóvenes; es patético, asqueroso y repulsivo de ver este tipo de doble moral. Por otro lado del espectro, también hay que alejarse de las “amigas” que se dedican a criticarte por lo que subes y lo que no; solo ten presente que no te lo dirán en la cara, sino que hablarán mal de ti a tus espaldas. Si una amiga habla mal de otras amigas contigo, seguro hace lo mismo contigo, pero con sus otras “amigas”.

Tenemos banderas rojas y señales de alarma a las que deben prestarle especial atención. Esa pareja que controla, critica, etc., lo que publicas o lo que te pones, pero al mismo tiempo se la pasa dando “me encanta” y las fotos de otras mujeres. Es el mismo tipo de mentalidad enfermiza del siglo pasado sobre la esposa inmaculada que debe ser “santa” y puritana, y que para lo “sucio” se encuentra la amante. Puro -misionero- con la santa esposa que solo está contando los segundos para que el tipo quite su asqueroso cuerpo de ella. ¿Quieren estar con un tipo así?. Pienso que no deberías ni tener algún tipo de conversación o interacción con una persona con este tipo de mentalidad ¿para qué malgastas tu tiempo con un simio así?, ¿por qué tienes un novio con alguien así?. Son el principio de todas las señales de una persona tóxica a la que deberías prestar especial atención, que si no te alejas YA, terminarás aislada, controlada, sometida e infeliz. Lo peor de todo es que hasta te hacen dudar y piensas “tiene razón, esto es muy atrevido, este vestido es muy corto, es mi culpa si me ven feo, solo intenta cuidarme”.

En la siguiente parte abordaré los celos y a las parejas controladoras que deciden a quien sigues y a quien no, revisan tu teléfono, quieren saber con quien hablas y de que hablas, y/o te dicen que no debes tener ciertos amigos/amigas para aislarte de los demás y controlarte mejor bajo la falsa premisa de “preocupación por ti”.

TL;DR; Aléjate de cualquier persona que desee controlar tu vida, es decir, lo que publicas, lo que compartes, las fotos que te tomas, la ropa que te pones o los amigos que debes o no tener, lo que dices y como lo dices, etc. Es la primera de muchas señales de alerta roja a la que deberías de hacerle caso e irte inmediatamente de ahí.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Mendigando amor

 Era el último cuarto de 1996 cuando aún me encontraba en proceso de recuperación tras el rompimiento de mi primer relación seria; y escuchar una y otra vez el álbum “These Days” de Bon Jovi encerrado en mi cuarto poco a poco dejaba de ser la rutina de cada día. Viajando al pasado, unos 6 años atrás, tuve un fugaz e inocente amor con una niña 2 años menor que yo; ella tenia 11 años y yo 13, sin embargo su desarrollo tanto físico como mental, la hacían parecer mayor que yo. Su mamá nos llevaba a diversos lugares para que pudiéramos vernos sin tener que usar el metro o tomar taxi. Nos gustábamos mucho, solo que (como hasta la fecha), las señales que me enviaba eran indescifrables para mí.

Un día, en algún parque de la CDMX estábamos recostados en el pasto, y jugando, terminó encima de mi cara a cara; mi corazón duplicó al instante su ritmo..., el tiempo se detuvo y nos dimos nuestro primer beso, de hecho, fue mi primer beso. A mis inocentes 13 años de edad no sabía cómo manejar una situación así, y el tiempo, las circunstancias y otros factores, hicieron que cada quien tomará rumbos distintos. Su nombre era Tulia, bonita, sencilla, divertida y demasiado desarrollada para su edad, precoz se queda corto.

Volviendo al año de 1996, a una de esas tardes en las que estás en cama buscando figuras y caras en el techo de tu habitación, me acordé de ella “que pendejo estaba, ¿por qué no hice florecer esa relación?” me decía. Fue entonces que como revelación, como quien tiene una epifanía, su número telefónico llegó a mi cabeza de la nada; no sabía que conservaba esa información en mi memoria (y aun la conservo; sí, me sé su número de teléfono aunque ignoro si continue siendo válido).

Después de muchos intentos fallidos en los pasados meses mendigando amor y atención por donde sea, tomé el teléfono, me armé de valor y marqué; estaba temblando y cada “ring” solo aumentaba la tensión y mi ansiedad. Después de esperar por casi medio minuto y a punto de colgar, una voz femenina y alegre contestó; era ella, Tulia. Fue un clic inmediato; platicamos tal vez un par de horas, y quedamos de vernos. Unos días después, con los huevos en la garganta por los nervios y la ansiedad previa a los re-encuentros de este tipo, encontré la dirección. En ese entonces no había teléfonos celulares, mucho menos algo parecido a Google Maps, la búsqueda era a la antigua, una búsqueda que me llevó al Estado de México relativamente cerca de las Torres de Satélite. Estacioné mi Caribe azul modelo 1985 a un par de casas y me quedé en el interior intentando calmarme mediante la respiración mientras limpiaba el sudor de mis manos.

Cuando agarré valor, toqué el timbre y ahí estaba ella, arreglada, radiante, sonriente, hermosa… toda una mujer a pesar de contar con tan solo 17 años (yo tenía 19 años), siempre fue una mujer muy madura para su edad, y demasiado precoz. Nos abrazamos y no pude evitar sentir como sus generosos senos se apretujaban sobre mi pecho sin que a ella le importara un comino. Fue el inicio de lo que prometía ser otra historia de amor digna de ser recordada. Como todo un caballero empoderado, le abrí la puerta del auto, subió, y nos dirigimos sin rumbo específico (o eso creía) a cualquier lugar que nos permitiera convivir, platicar, recordar… reconectarnos. Terminamos en un Vips donde nos atendió un mesero de 27 años que se comportaba de forma muy extraña; en ese momento no presté mucha atención a ese hecho; primera señal ignorada, en el primer día. Me volví a enamorar locamente al instante ese día, y el martirio* emocional que había estado viviendo desapareció, temporalmente.

Comenzó una nueva rutina; no éramos novios, pero tampoco teníamos trato de solo amigos. Dato curioso, le gustaba mi caribe y la velocidad; increíblemente sabía conducir bien y le dió unos buenos arrancones cuya adrenalina culminaba con un pasional beso, después de la risa y el alivio de haber burlado a la policía por exceso de velocidad y conducción imprudente. Era feliz. Mi rutina consistía en salir de la Nueva Santa María para llegar a Naucalpan cada fin de semana.

Llegó Diciembre, y con él, el día que me cambiaría la vida para siempre; uno de esos puntos de inflexión en los cuales años después te das cuenta que fue uno de los pocos momentos que se dan en la vida, en los que dividimos la realidad en dos; uno donde si hubieras tomado una decisión diferente, aparentemente sin importancia, tu vida hubiera sido otra completamente. Para ese entonces ya había ignorado algunas alarmas, como el pequeñísimo detalle de que aquel mesero que nos atendió el día de nuestro reencuentro era nada más y nada menos que el “ex” de Tulia. El-ex-no-vio !!. ¿Qué pedo?, y que yo estaba siendo usado para darle celos a ese muchacho que seguramente la dejó para evitar ir a la cárcel por andarse merendando a una menor de edad 10 años menor que él.

En fin, se armó la aventura, iríamos al paraíso terrenal de los chilangos, al oasis de meados en el agua y señoras con ropa aferradas a la orilla por no saber nadar, el centro de reuniones y pedas de la raza prieta de pelos parados de Tepito, Oaxtepec. Invité a mi amigo León, y ella llevaría a su mejor amiga y a uno de sus amigos (pretendiente y competencia por cierto, casual). Adelante iba Tulia manejando, yo a un lado, y nuestros 3 amigos sentados atrás; pasamos al Super para surtirnos de una botella del tequila más barato que encontramos, de esos que te dejan ciego, una botella de 3 litros de Viñareal, un par de six de cerveza al tiempo, pan bimbo, jamon, mayonesa y unos cigarros. No fumaba en ese entonces, ni sabía cómo, pero le hacía al cuento creyendo que fumando al lado de ella me vería cool.

Ya entrados en la carretera cerraba los ojos por momentos sintiendo el aire que entraba por las ventanas abiertas yendo a 120 - 130 km/h, dejándome llevar por esa sensación acogedora que estremece al corazón, estaba viviendo un sueño; abrí una lata de cerveza y me la tomé aunque me supiera a mierda, porque una cerveza al tiempo es todo, menos rica, pero “me hacia ver bien vergas”. Cabe destacar que casi nos matamos en la famosa Pera, ese tramo de la carretera a Oaxtepec en forma de la fruta que tiene caídas de varias decenas de metros y es fácil accidentarse; por el exceso de velocidad con que tomamos la curva inicial estuvimos a nada de caer al vacío… a nada. Es lo más cercano que he estado de presenciar un milagro… vivir; el inicio del fin había comenzado.

Llegando todo se desenvolvió casi como lo había imaginado, porque en un momento dado Tulia se encontraba abrazada de mi amigo, en la alberca, ambos en estado feliz, digamos, relajados por el alcohol. Yo no podía hacer ni decir nada sino tragarme los celos, frustración y coraje pues oficialmente no éramos nada. Me separé del grupo con el pretexto de revisar el auto que hacía sonidos extraños, y ahí me quedé, tomando Viñareal, impotente, encabronado, sin saber que hacer… solo. Lo que iba a ser un día épico lo fue, pero no de la forma en la que me había imaginado, y lo peor ni siquiera había comenzado.

De regreso manejé yo, ya que entre Tulia y mi mejor amigo ya casi se habían terminado la botella de tequila. Ebrios, comenzaron a besarse, tocarse, acariciarse y demás mientras yo, impotente, manejaba tratando de entender que carajos estaba pasando. En un momento dado el otro pretendiente se encabronó y se agarró a golpes (que ni sintió) a León estando en la fila para pasar la caseta de cobro, momento que aproveché para orillarme, estacionar el auto y calmar los ánimos. Al abrir la puerta, León cayó como bulto al duro asfalto; a la fecha dice solo recordar una llanta frente a él y la carretera sin tener noción de donde estaba o qué hacía ahí.

Era momento de dejar a todos en sus casas y mandarlos a todos al carajo; mi vida se derrumbaba ante mis ojos con la incapacidad (o los huevos) de no poder cambiar los hechos… otra vez. Decidí dejar a León en casa de uno de mis mejores amigos de aquel entonces, el cual vivía en Clavería y quedaba de camino para dejar a los demás. Toqué el timbre, salió, y le pedí ayuda para sacar al bulto humano y noqueado que era en ese momento mi querido amigo que volvió a besar el asfalto, como muerto escondido en un closet que cae cuando abres la puerta en una película de terror. Lo tuvimos que arrastrar hasta el interior de la casa y dejarlo boca abajo por si vomitaba, lo cual hizo durante toda la noche según me enteré después. No me quedó más remedio que llamarle a su madre en el teléfono público de la esquina para avisarle que su hijo estaba bien, ebrio pero completo, y aguantar su comprensible molestia.

Segunda parada, Naucalpan. No sé cómo (tal vez aun tenia la tonta e ilusa esperanza de poder voltear las cosas a mi favor), Tulia me convenció de ir al entonces famoso antro El Frogs. Una vez adentro, el caos comenzó de nuevo cuando se encontró de casualidad a un “amigo” supongo, porque en un descuido mío todo pasó de “leve esperanza” a “ella está bailando y fajando con un -amigo- al cual tenía tiempo de no ver”. ¿Qué carajos estaba yo haciendo ahí?, ¿por que no me fui?, ahora veo lo poco que me quería (a mi mismo). Me senté en una mesa en un rincón solitario lo más apartado posible del bullicio, estaba solo rodeado de gente. Jóvenes bailando y pasándola bien; tachas, alcohol, marihuana, sexo; nada de eso importaba. La estruendosa música se escuchaba como un susurro lejano en mi mente, mientras mis ojos se perdían en las intrincadas formas de la mesa de madera en la que me encontraba, ni siquiera noté que un mesero me estaba ofreciendo algo hasta que me sacudió de los hombros; todo se veía borroso; era como estar en una pesadilla de la que no puedes salir porque el pendejo de mi todavía pensaba que no la podía dejar ahí, sola, sin los medios para regresarla sana y salva a su casa como le prometí a su mamá que haría. Me habían partido el corazón por segunda vez en el año, y yo lo permití todo.

Dejé a Tulia en su casa a las 3 de la mañana, me despedí de su mamá pidiendo disculpas por el inconveniente estado de su hija, y me retiré a mi casa con unas basuritas que se me metieron a los ojos, los otros dos amigos ya se habían retirado por cuenta propia hacia unas horas pues vivían cerca. Me prometí no volver a mendigar amor, mientras manejaba en el periférico vació de la madrugada a 150 km/h como medio para sacar todo lo que llevaba cargando en mi corazón; el aire se estaba llevando lo que quedaba de mi. O moría, o me levantaba; ya nada importaba, había tocado fondo…

A los dos días sonó el teléfono, y justo cuando me disponía a contestar lo hizo mi hermana; era Tulia; mil cosas pasaron por mi cabeza en lo que me pareció una eternidad ¿Se iba a disculpar?, ¿Quería verme como si nada hubiera pasado?, ¿Recordaba al menos lo que había sucedido?, ¿Cuáles eran sus intenciones?. Sin saberlo, estaba en ese punto de inflexión donde de haber tomado otra decisión, mi vida hoy hubiera sido completamente diferente (efecto mariposa); tuve una corazonada, además de que seguía encabronado, y le hice señales para que le dijera que yo no estaba, colgaron. No volví a saber de ella nunca más.

Esa experiencia, fue la semilla que me hizo tomar el rumbo que me llevó al punto donde estoy ahora, pero esa, ya es otra historia. Lo bueno de estar en el fondo, es que no puedes bajar más, y todo es hacia arriba, ¿Qué más podía pasarme?. Bueno, la vida tiene una forma muy extraña de hacerte valorar lo bueno que tienes, porque ¿cómo puedes saber lo dulce que es lo dulce, si nunca has probado lo amargo?, (aunque la vida se encargó muy bien de restregarmelo en la cara más de una vez); mi paso por el infierno ya es un tour casual sin importancia y he aprendido a darle su merecido valor a las cosas. Amigos, sean felices y no se martiricen por pendejadas, y sobre todo, nunca, repito, NUNCA, mendigues amor.


*No era para tanto, pero a esa edad uno siente que se le acaba el mundo y que nunca más vas a volver a encontrar el amor. Ahora lo recuerdo y me da risa lo dramático que fui, y del poco amor propio que me tenía.

martes, 9 de junio de 2020

Unreported Truths about COVID-19 and Lockdowns

Siempre he sido de naturaleza escéptica y con lo del Covid no fue la excepción; había algo "fishy" que no me cuadraba y que medio mundo, literalmente, se tragó con todo y anzuelo, que obedece más a una agenda política y económica de los poderes mundiales, que a un problema de salud. Nos metieron miedo, nos encerraron, nos pusieron bozal, perdón, cubrebocas, etc., y hasta ley seca porqué "fuck you". ¿Pero el virus es realmente tan peligroso como nos lo han hecho creer? Publicando mi opinión sobre el tema, me he quedado sin amigos, otros han entrado como defensores de la "verdad" para decirme que soy peligroso, llamando monos cilindreros a todo aquel que apoyara mi opinión (cof cof Alex...), se han ofendido con mis parodias de limpieza de productos, etc. Pero aquí sigo, y seguiré cuestionando todo porque talvez, como me dijo una vez una amiga (gracias T.) yo sea una especie de "revolucionario moderno, anarquista" por decirlo de alguna manera. A mi forma de ver las cosas, solo soy un tipo común y corriente que tiene los huevos de decir lo que piensa, y a diferencia de lo que muchos creen, no soy ese radical que a veces parezco ser, ni conspiranóico; de hecho, parte de mi objetivo es desmontar bulos, supersticiones y pseudociencias. Mi mente siempre está abierta al cambio si se me presenta la evidencia o argumentos lo suficientemente convincentes, razonables y con un respaldo solido. Aquí una de mis controversiales conclusiones: https://pelos66.blogspot.com/2020/06/la-verdad-sobre-el-covid.html Y los sesgos de confirmación salen a la luz de forma inmediata, rechazando por defecto lo que va en contra de la idea preestablecida que nos hemos formado sobre algo, y enfocándonos en todo aquello que apoye nuestra visión, como menciona Rocío en éste video: https://youtu.be/b_I6WmatS2o No queremos saber la verdad; deseamos tener la razón. ¿A que voy con todo esto? Bueno, recientemente me he topado con éste libro que fue censurado por Amazon porque precisamente, cuestiona lo mismo que he venido cuestionando durante meses, y que gracias a la presión de Elon Musk, se pudo poner a la venta. https://www.amazon.com.mx/gp/product/B089P216NP/ref=ppx_yo_dt_b_d_asin_title_o00?ie=UTF8&psc=1 Unreported Truths about COVID-19 and Lockdowns: Part 1: Introduction and Death Counts and Estimates. Former New York Times reporter and prominent lockdown critic Alex Berenson provides a counterweight to media hysteria about coronavirus in this series of short booklets answering crucial questions about COVID. Aquí la noticia: https://www.cnet.com/news/elon-musk-tweets-break-up-amazon-after-coronavirus-ebook-temporarily-blocked/ En conclusión: no sean borregos, y no dejen de apoyarme aunque les digan "monos cilindreros" XD gracias por su apoyo.

¿La verdad sobre el Covid?

¿Neta tan poca gente se da cuenta que las medidas de confinamiento NO son por nuestra salud, sino que todo tiene fines políticos y comerciales? A los gobiernos les vale un metro de camote si te enfermas o no; el COVID es una forma de liberar presión y de colocarnos en posición necesaria para el colapso. Pero sigue engañándote pensando que encerradito eres un buen ciudadano, y que tu gobierno hace lo mejor que puede por tu salud. Ojo, no digo que la pandemia no sea real, ni pido que salgan a pasear como si nada, pero...
Si te quedas en casa encerrado.
Si las fabricas e industrias paran sus actividades.
Si a través del miedo, logras que los países y gobiernos encierren a la gente. ¿Qué se deja de consumir?
HIDROCARBUROS.
Estas en casa, no usas el coche, no ocupas gasolina. La fabrica cerrada, no usa luz, no usa gas, no usa diésel. Todo paralizado, transporte, aviones, etc, no hay uso de turbosina, ni de gasolinas, hidrocarburos y de sus derivados.
La gente deja de consumir derivados del petróleo.
Saldos:
Cerca de 100,000 muertos en todo el mundo (lo que es, realmente nada, en proporción a la población mundial), 42 países endeudados, 38 mil millones de petrodólares dispuestos del FMI
MILLONES DE FAMILIAS EN POBREZA EXTREMA, EMPRESAS EN QUIEBRA, MILES DE EMPLEOS PERDIDOS, GOBIERNOS POLITICAMENTE DESVASTADOS, ECONOMIAS HUNDIDAS POR COMPLETO (SOBRE TODO LATINOAMERICA)
¿Para que? Para forzar un FRENO GLOBAL, al consumo de crudo y derivados, y demostrar que EUA todavía tiene el control global y el poder.
La "Concentración", concentración de poder, de riqueza, de capacidad. Todas las formas de organización tienden a favorecer la concentración y a contener o subordinar a todos los individuos. El juego terminará cuando una sola consciencia domine todo, mientras tanto, los polos de concentración empiezan a conflictuarse (en este caso, los estados nacionales: China vs USA; Árabe vs Rusos; etc.).
Y antes de llamarme conspiranóico, les diré como suelen decirme algunos en tono condescendiente "te invito a que te informes", antes de opinar, y luego, como cereza del pastel del ego diré con el pecho inflado "Buena tarde".
Edición: Pero ustedes no están listos para tener ésta conversación (Insertar meme aquí).

martes, 26 de marzo de 2019

La GoldDigger

La última vez que nos vimos, fue encubriendo por última vez otra de sus aventuras en un viaje de trabajo que hizo con su jefe inmediato. Sabía muy bien a esas alturas de la vida cómo manejar a la gente, habiendo perfeccionado su capacidad de manipulación para hacerla imperceptible, e ingenuamente de mi parte, aún no me había percatado de ello a pesar de toda la evidencia que yacía ante mí. Recuerdo que el día anterior a aquella tarde, nos platicaba de un viejo amigo olvidado al cual no veía hace más de 20 años, que encontró rápidamente en Facebook, solo para citarse unas horas después y darse el lujo de cogerse al “guapo adolescente que la había rechazado años atrás”, mientras “dobleteaba” con su jefe esa misma noche. Y aún usaba su argolla de matrimonio.

De clase media, media-baja, belleza por debajo de los estándares noventeros durante una adolescencia no muy dócil con ella, y con nombre y apellidos tan comunes como un Godínez, López o Pérez, estudiamos juntos en una escuela donde existía una disparidad muy marcada entre los populares y los recluidos, los “inteligentes” y los “burros”, los favoritos de los profesores, y aquellos marcados con el sello de “perdedor”. Nosotros pertenecíamos a este último grupo a la vista de los que dominaban aquel reino estudiantil. Aunque sus calificaciones no eran malas, el ambiente no ayudaba en nada ante los complejos con los que creció, debido a sus carencias económicas y ser el patito feo. Ésto, sembró la semilla, o tal vez solo hizo germinar lo que ya estaba ahí.

En retrospectiva, ahora entiendo por qué solo se rodeaba de hombres; le gustaba ser “La Reina”, el centro de atención de un grupo de machos en disputa por la hembra alfa, quienes en su momento le declararon su supuesto amor, sacando el máximo provecho de los cambios que tuvo en su físico al final de su adolescencia; no era una belleza, pero ya no era la niña fea llena de espinillas y dientes con frenos, era una mujer con buenas tetas. Debió ser en esa etapa de su vida, cuando se fijó el propósito de ser deseada, popular, “de lana” y “de mundo”; una mujer “bien” que pudiera hablar con sus igualmente pudientes (y envidiosas) -amigas-, sobre sus viajes a Houston, mientras hacía ejercicio en un “gym” de Polanco o Santa Fé. Su plan inicial era (palabras literales) “voy a ligarme a un güey de dinero del Tec.”, según le confesó a uno de sus mejores amigos con una frialdad calculadora. Años después me daría cuenta, que ese plan se quedaba corto.

Se casó, efectivamente, con un muchacho de “familia bien” del ITESM, con una posición económica envidiable, panzoncito, simpático y verdaderamente una buena persona cuya familia se opuso desde el inicio a la boda, pues le decían que únicamente se estaba casando con él por su dinero. Además de haber sido una amiga a quien yo quería, era tan buena manipulando, que incluso yo creía que la familia del muchacho estaba equivocada, que ella realmente lo amaba, a pesar de los detalles que la delataban y me negaba a ver, cómo las veces que me platicaba que en la intimidad no eran nada compatibles, por lo que evitaba lo más posible esos momentos, no le gustaba, “no se sabe mover”, “está gordo”, decía, aunque ahora que lo pienso, pudo haberlo rechazado también, para evitar los adjetivos que se le adjudican a las personas que obtienen un bien económico, a cambio de dar un poco de “carne”.

Pero nunca fue suficiente. Deseaba subir más en los codiciados escalones empresariales y sociales utilizando sus dotes femeninos para tal efecto, y de ser necesario pondría la pierna en minifalda sobre el escritorio de algún directivo de alto rango; le fue fácil subestimar el poder que los hombres en esos niveles pueden tener, pero asumió el riesgo y dejó pasar los abusos, haciendose la victima cuando la cosas no salían bien; y así cayó sin paracaídas en una espiral de manipulación, sexo y poder, que sentó la base para poder terminar con su matrimonio años después. Estaba dispuesta más que nunca a no perder su estilo de vida, y ya estaba encarrilada con lo necesario para poder seguir ascendiendo sin la ayuda del esposo que supuestamente no la sabía satisfacer sexualmente, ni se preocupaba, según ella, de verse mejor.

El marido ganaba un buen billete y se encargaba de la totalidad de los gastos del hogar; aparte le daba una generosa parte a ella mensualmente. Eso, más el dinero que ella misma ganaba y usaba en un 100% para sí, le permitió llevar la vida de ensueño que siempre había deseado. Llegó su primer época dorada; arreglos físicos (operaciones), procedimientos de belleza con aguacate importado de las tierras sagradas, maquillaje comprado en Miami, ropa de marca, bolsos cuyo precio solo está en dolares, spas, masajes, viajes, autos deportivos, etc; y aunque seguía siendo una flacucha sin chiste, llamaba mucho la atención por tener un generoso busto, llevar escotes generosos en ropa cara, y portar accesorios y maquillaje de estrella de cine;, ya se movía en las altas esferas gracias a los contactos de su marido. Estaba viviendo una fantasía.

Recuerdo como con un énfasis casi enfermizo, reiteraba que le encantaría que todos los de la escuela la pudieran ver ahora, para que se mueran de envidia o se arrepientan aquellos que la rechazaron en el pasado. Mientras que las guapas de la escuela se habían aseñorado o eran perdedoras casadas con un calvo y panzón, ella era un Cisne en casa de oro iniciando los 30. Y así fue; se dió el boom de FaceBook y su red de contactos comenzó a crecer lo que le permitió organizar o ir a reuniones de ex-alumnos, de esas donde entras con curriculum en mano.

Se separó de su esposo más o menos por las mismas fechas que yo estaba en proceso de divorcio, lo cual nos acercó un poco más al tener problemas en común, y me tocó ver de primera su ascenso. En una reunión donde estuve presente, llegó con su deportivo de medio millón de pesos el cual compró de contado porque estaba “depre”, y necesitaba levantarse el ánimo. Se regodeaba de la envidia y las miradas de deseo de los ex-compañeros, y al ser una mujer libre de poder acostarse (oficialmente sin remordimientos) con quien quisiera, sobraban las propuestas y se daba el lujo de irse a la cama con quien escogía y se le antojaba en esos momentos.

Pasó el tiempo y yo aceptaba su comportamiento porque, bueno… uno solapa a veces a los amigos aunque hagan locuras y se les apoya; además soy muy abierto y la quería. Desde siempre la apoyé y la consideré como una verdadera amiga; pensé que era recíproco. En los últimos años llegó a utilizarme como tapadera, apoyo moral, psicólogo, consejero, chofer, y no sé qué tantas cosas más (no, nunca nos acostamos ni quisimos hacerlo). Finalmente, los que éramos sus dos mejores amigos, quienes la queríamos desde que era una niña flaca, fea, sin chiste y sin varo, ya no estábamos a su altura y no cabíamos más en sus planes a futuro; de la nada se inventó algún pretexto sacado de su sociopatía y cortó todo el contacto con nosotros. Exprimidos hasta el final, como lo fue su marido, ya sin jugo nos tiró a la basura.

Lo último que supe, es que alcanzó el pináculo en la esfera social; se casó con un ingenuo extranjero adinerado de ojos azules, probablemente más joven que ella, en un lugar remoto del mundo, con un vestido blanco y hermoso que pudiera esconder la negrura del alma de una persona que aspiró demasiado humo, al quemar un pasado de orígenes innombrables; obviamente hubieron cientos de fotos en todas sus redes sociales, donde destacan los comentarios de los ex-compañeros de escuela, a quienes siempre quiso impresionar. Puedo imaginar su rostro al pensar “tomenla pendejos” mientras responde un comentario con un “gracias amiguis, la boda de super lujo, disculpa la no-invitación a los Emiratos Árabes, pero fue algo muy íntimo y rápido”.

Lo mas cagado serán los apellidos de sus hijos, si sus cuarentas se lo permiten; algo así como “Derek Cumberbatch Godinez”. Ésta historia continuará... (Farewll I.P.G.)