miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un día en FaceBook

Uno, dos, cincos notificaciones nuevas, entre más encuentre mejor. Revisaré cada una de ellas con especial deleite en espera de encontrar un comentario o un like ante la prominente proliferación de mensajes basura. Pero primero lo primero.

Comenzaré escribiendo mensajes cuyo contenido deje abierta la puerta de la especulación, con el unico proposito de hacerme el interesante. Ésto llenará mi bandeja con mensajes de preocupación, consternación, duda o cualquier otra muestra de solidaridad o afecto; pero no importa, la idea es llamar la atención y llenar ese vacío interno. Llenar de regocijo mi ego ante la avalancha del contador en rojo que aumenta ante cada publicación. Probablemente ponga “Se termino”, “No, otra vez no”, “Hoy es el dia”, o cualquier comentario ambiguo de libre interpretación que llame la atención. El contenido no importa si se cumple el propósito.

Subiré fotos donde me encuentre con un escote muy profundo y minifalda, con muchachas lindas, de cachetito, abrazados, en bola. Es irrelevante si las conocí en una borrachera y únicamente posaron para la foto siendo perfectas desconocidas, si son conocidas de conocidas que accedieron a inmortalizar el momento de la reunión, o si son viejas amigas. La idea es dejar abierta la posibilidad de que mis queridos cyber amigos especulen sobre la linda chica que posa con cara de pato a mi lado. Siempre habrá quien piense “cuanto pegue tiene éste cabron”. Si yo mismo tomo la foto estirando el brazo para alejar la cámara de nosotros, mucho mejor, ya que el resultado será más efectivo. No olvidaré poner mi mirada penetrante con ceja levantada.




Para hacerme el interesante, llenaré mi muro con videos musicales, que nadie, o muy pocos verán. Es indiferente si son canciones que ya tienen en mp3 y las puedan escuchar con mejor calidad en sus reproductores, el hecho de escucharlas en mi espacio, de alguna forma creará una ilusión de transferencia subliminal hacia el espectador, donde si la rola es chida, su subconsciente les dirá que soy chido tambien.

Después hablaré de Dios, mandaré bendiciones al mundo, pondré una frase religiosa que ponga a Jesús como nuestro salvador, o subiré una fotografía o imagen con algún texto profundo. Esto me hará olvidar por un momento mi doble moral y apartará de mi mente el hecho de que cotidianamente no me comporto acorde a lo que profeso. Ser un culero y arrepentirme al final, está a toda madre. Me auto engañaré pensando que este tipo de acciones ayudan de algún modo. Si alguien está pasando por una situación difícil, no mal gastaré mi tiempo en pensar algo que realmente sea de utilidad para ayudarlo a resolver su problema, ni mucho menos me tomaré la molestia de llamarlo o ir a verlo para ver en qué puedo ayudar, no. Mejor me quitaré la culpa de no hacer algo útil, y le diré que voy a rezar por él o lo engañaré diciendo que Dios o Jesus lo van a ayudar. Después de todo a la gente le gusta ser engañada.

Sé que el mundo a veces llega a ser un lugar horrible; hay guerra, muertes, hambre, devastación, enfermedades. ¿Pero quien piensa en eso?

-Recordando la película de La Playa, cuando al surfista lo muerde un tiburón blanco quitandole la mitad de su torso. La comunidad decide llevarlo al bosque para que muera y asi no tendrian que verlo.-

¿Quién tiene tiempo de hacer donaciones a instituciones de investigación civiles, ir a albergues a regalar la ropa que no usamos y todas esas tonterías? Es mucho más rápido y efectivo compartir la fotografía de la pobre niña con leucemia, seguramente éste sistema que no entiendo muy bien, tiene alguna forma misteriosa de mandarle dinero a la niña cada vez que alguien comparte. Seguramente los cazadores desalmados de focas, huirán despavoridos al ver cómo la gente comparte éste tipo de fotos. Así que la próxima vez que vea al joven que perdió el pito pisando una trampa de oso, publicaré la imagen en el muro de todos mis contactos, de ésta manera mostraré mi repudio ante la taza desmedida de trampas, se donará dinero para su reconstrucción genital (al menos a eso diré que va el dinero, en realidad sera para mi fondo especial para construir un mono robot), me eximirá de culpa, y de paso dará pié a que mis contactos vean lo compasivo que soy.


Finalmente, diré algo polémico, producto de mi ego o megalomanía y trataré con condescendencia a las personas que comentan, evidenciando que no son capaces de entender la verdad, mi verdad, y si mi razón no tiene lógica, justificaré diciendo que es parte de un plan divino, y los mensajes con tintes religiosos funcionan mejor, siempre habrá otros loquitos como yo que me hagan segunda, haciéndome sentir como su profeta o como un idiota.



sábado, 11 de agosto de 2012

Brecha Generacional

Admito ser una persona inmadura (no amargada quiero pensar), de hecho, creo que me quedé estancado mentalmente en los 25 años. Sigo haciendo las mismas cosas que he realizado y disfrutado toda mi vida, sin preocuparme tanto por las tareas cotidianas y algunas veces tediosas de la adultez. Ya saben, vestir de saco y corbata, matarse en una oficina de 3 por 3 o con otros 50 cabrones sentados en hileras de cubículos, autómatas dedicados a cumplir los objetivos de la empresa, agarrados por los huevos por el yugo corporativo; mantener la imagen de adulto responsable, etc. pero ese es otro tema.

El punto es que siento (o quiero creer) que conservo un espíritu joven, y jamás creí llegar a algunas de las mismas conclusiones que generaciones completas de adultos, han externado durante años en el pasado. Me refiero al clásico “en mis tiempos...(inserte objeto/banda/comida de su preferencia aqui) si eran buenos, no como los de ahora”, pero ustedes, pertenecientes orgullosos de la generación X, no me dejarán mentir cuando exponga mi punto.

Bendita (o maldita) nostalgia. Probablemente sea parte de nuestra naturaleza recordar tiempos mejores; los tiempos pasados que en lontananza añoramos, soñando despiertos, donde surge la trillada y conocida frase “como en los viejos tiempos”, o como dicen los gringos “the good old times”. Pero no puedo dejar de sentir un palo en el culo (o lo que creo que se sentiría tener un palo metido en el cicirisco) cada vez que escucho por error algo de One Direction, o veo un capitulo de High School Musical, Hi5, o los Backyardigans, y resulta casi inevitable notar que las diferencias generacionales que dividen los tiempos actuales, de aquellos hace solo un par de décadas, distan mucho en profundidad y calidad. 




Y digo profundidad a falta de una mejor palabra. Le falta ese “feeling” ese “no se que” a lo que actualmente existe con respecto a lo que me tocó vivir. Quiero hacer notar que no pretendo decir que los 80’s y 90’s fueron mejores que los tiempos que vivimos hoy , ya que si comparamos la moda de los horribles 80’s con los no-innecesariamente ajustados jeans de hoy, entraría en contradicciones; adicionalmente la tecnología moderna es una bendición; en primera instancia me permite difundir éste mensaje. Me limito a los no mundanos aspectos culturales del entretenimiento que marcaron nuestra niñez, adolescencia y transición a la adultez.




Seguramente me explicaré mejor exponiendo algunos ejemplos:

Caricaturas


Basta con recordar a Koji Kabuto controlando a Mazinger Z para destruir a los robots del malvado Doctor Hell, y a una Afrodita disparando sus... ejem, misiles. ¿Quien no recuerda las Aventuras de Tom Sawyer, la magia de Lala Bell o las eróticas transformaciones de Gigi? Algunas caricaturas eran (tal vez) un melodrama barato, pero no he visto ninguna caricatura actual que logre el sentimiento que provocaba Remi (¿porque tenía que morir el señor Vitalis?), o Candy Candy. 



Sin olvidar a Voltron, los Dinoplativolos, Thundercats, Caballeros del Zodiaco, La Pantera Rosa, Robotech y varias caricaturas más que nos mantenian al filo de los televisores, aquellas tardes cuando los imecas aún no eran populares. Tardes, donde nuestros padres aprovechaban para recordarnos que en sus tiempos, salían a jugar bote pateado, policías y ladrones y demás juegos olvidados, en lugar de quemar sus cerebros delante del tubo de rayos catódicos.



Música


La música es una expresión de identidad a un nivel fundamental; es un sello personal que se ostenta con orgullo. Difícilmente podremos encontrar algo más importante que defina a una generación. La música, de alguna forma, habla por nosotros ante el mundo. Desde la llegada de los WalkMan (sí, me tocó esa época) hasta los MP3 Players, es muy poco probable no ver casi en cualquier lugar, a alguna persona escuchando su selección personal auditiva; melodías que sin proponérselo comunican lo que uno és. 



Ya en aquellos ayeres, existían grupos de plastico dirigidos a las adolescentes alborotadas, desde los New Kids on the Block, Backstreet Boys, Magneto, hasta los recientes agrupamientos, como los pubertos de One Direction, pero en el milenio pasado eran contrarrestados por verdaderas agrupaciones musicales. Fue el Zenith del Rock y el Metal. Solo por mencionar algunos, Metallica, Guns and Roses, Led Zeppelin, Bon Jovi, Def Leppard, Nirvana, Pearl Jam, o ya de perdida los grupos de música Indie a inicios de los 90’s. 




¿Pero a dónde carajos se ha ido el verdadero Rock? ¿Moderato? (HECF). ¿En que mundo paralelo bizarro me encuentro que lo de moda es el Reggaeton? En mis tiempos no existía esa basura chacalera degradante de pseudo cantantes reguetoneros come mierda (ver abajo), y su selecto fino grupo de fans. Todo comenzó a irse al carajo el día que James Alan Hetfield cantó al lado de Britney Spears.


Come mierda

Además de nuevas bandas, afortunadamente continúan existiendo, aunque pocos, grupos que vale la escuchar, por mencionar algunos: Underworld, Infected Mushroom, Interpol, Chemical Brothers, Daft Punk, Minus the Bear, Foals, Muse, Radiohead, etc., sin embargo, ninguno de estos grupos son del estilo rockero de antaño, su climax (el del rock) ha pasado, y dudo que vuelva a ser como antes.

Las "Maquinitas"


Las Arcades se encontraban en el pináculo de la escala social del entretenimiento. Eran centros recreativos con juegos que desafiaban las habilidades de los presentes; se realizaban sanas competencias en torneos de Street Fighter por demostrar quien era el mejor, y el regocijo consecuente del universal “fatality”, no tenia comparación. Incluso caminando por las calles de mi cuadra, se podía escuchar como parte del sonido de fondo de la urbe, el inconfundible “Ha-dooo-ken”, proveniente de cada tiendita o establecimientos circundantes.



Hoy, ya no existen estos lugares. Las “maquinitas” han dejado de existir como las conocíamos, dejando a su paso recuerdos que se diluyen con el tiempo y el polvo. Su legado se ve usurpado por tarjetas de prepago que utilizas en juegos ñoños, para ganar tickets que intercambias por peluches y chocolates. Los chavos contemporáneos,  jamás tendrán el recuerdo de haberse sorprendido la primera vez que jugaron Moon Patrol, Mario Bros, Cadash, Ghost and Goblins, Double Dragon, Aliens, SF2, Mortal Kombat, etc; carentes de la capacidad de asombro inherente a la transición de nuevas tecnologías. Para ellos, todo está por sentado. Lo que me lleva al siguiente punto.




Generación Única

Estoy convencido de que mi generación es única. Se encuentra en medio de los cambios más importantes que han acontecido en toda la historia de la humanidad. En los últimos 20 años hemos sido testigos de la inevitable transición a una civilización global. A la gente de mi generación le tocó jugar canicas, trompo, ser libre en las calles con su patineta, bicicleta, avalancha; haber visto la televisión en B&W, jugado con el Atari 2600 y utilizar computadoras con monitor verde monocromático. Vimos el nacimiento de Internet, los primeros teléfonos celulares, la televisión por cable y las poderosas consolas de videojuegos y pantallas LCD,LED. Somos lo suficientemente grandes para haber conocido el mundo pre-digital, y aún lo bastante jóvenes para adoptar sin problemas las nuevas tecnologías.


Yo tuve Atari, y ahora XBOX


Disfruto poder ver una película HD en tiempo real por Internet, porque recuerdo la época cuando la descarga de una fotografía GIF de 256 colores y baja resolución podía tomar varios segundos o hasta minutos, y la única manera de ver tu cinta preferida, era con interminables comerciales por TV, o rentando un gastado VHS o BETA en el video club. Las nuevas generaciones ya dan por sentado las altas velocidades de descarga, la telefonía celular con conexión a Internet y GPS, redes sociales y todo aquello concerniente a los Nativos Digitales, sin tener una verdadera visión en perspectiva de los cambios por los que estamos pasando y que han acontecido durante las últimas décadas, con la consecuente falta de apreciación y admiración tecnológica. Me asombra sostener en la palma de mi mano mayor poder de procesamiento digital, que una supercomputadora de apenas 15 años atrás, y eso le da un toque especial, que no puedo explicar, a mi PSP o SmartPhone.



¿Será esto el inicio de la inevitable travesía por el ya viejo y recorrido camino a la madurez? No lo creo. Eso denotaría que soy una persona madura, y no lo soy. Tal vez se limite a una simple manifestación de un mejor nivel de apreciación, mezclado con un aire de nostalgia por los viejos tiempos. Nuestro marco de referencia es de mayor amplitud, al grado que podemos determinar con menor imprecisión la calidad de los productos de una sociedad en constante desarrollo, y eso me hace entrar en dualidad. Por un lado pienso que la música (por ejemplo) ya no es como solía ser, como en los viejos tiempos, y por el otro doy gracias a la divina providencia por hacer los bikinis (por ejemplo) mucho más ajustados, casi nulos, al grado que solo puedo expresar un “Jesucristo superestrella !!”.